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Inita Val

Cobardía del año

Cobardía del año "Hay que ser valiente, solamente lo necesario", esta frase engloba mi perenne cobardía. Yo soy valiente a pedacitos, sufro de engañosas "explosiones de valentía".

Y justo esta época es perfecta para sacarme en cara todos esas cosas que no hice por falta de voluntad o por exceso de cobardía. Todos los años hay algo especial.

El año pasado lamenté no haber vuelto cada sábado al refugio de animales de El Llanito. Lo lamenté por los dos, por ellos y por mí. No se imaginan la cantidad de problemas que una olvida mientras baña, peina o juega con los animales del refugio, que han sido abandonados o maltratados por sus ex-dueños y aún así están dispuestos a darle una segunda oportunidad al hombre. Y te enamoras de todos, y a todos te los quieres llevar a tu casa. Eso fue el año pasado.

Este año también tengo mi "cobardía de oro". Todo empezó leyendo a Awita, él estuvo unas semanas en Addis Adebba (Etiopía) colaborando con las Hermanas de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta y a su regreso nos emocionó a todos con sus historias y sus fotos. Gracias Awita.

De eso a saber que aquí en Venezuela hay una Casa de las Hermanitas de la Caridad fue un paso. Me preparé mentalmente para el asunto y me comuniqué con ellas, (léase, tuve una explosión de valentía). La Casa Hospicio queda en Catia la Mar, atienden a niños con enfermedades terminales y más que ayuda monetaria (que siempre hace falta) necesitan que se les eche una mano en las labores diarias: limpiar la Casa, lavar los platos, hacer la comida, jugar con los niños, ayudar en su tratamiento. Esto debe hacerse como trabajo voluntario los días en que sea posible hacerlo.

Pero yo fui una cobarde, me deprimió muchísimo sólo pensar en los niños, en imaginar a las Hermanitas, tan menuditas, dedicadas a su labor todo el día. Me dije que si con perros y gatos, terminé deprimida por no poder ayudar debidamente, ni pensar en seres humanos que han sido marcados por la desgracia y cuya última oporunidad depende de voluntarios que le han tendido la mano. Total, no fuí.

Sin embargo, coloco este mensaje para que si hay algún valiente con una super papa (léase corazón) en el pecho, dispuesto a ayudar, sólo debe comunicarse por el (0212)351.2313 Casa Hermanas Misioneras de la Caridad. Dirección: Catia la Mar, Barrio Mirabel, Ca.Los Tanques.

También si alguien quiere colaborar, necesitan a menudo, comida, ropa e implementos de uso diario. A mí todavía me gustaría ir, tal vez si alguien se anima...

Escucho: Pale September - Fiona Apple

2 comentarios

Inita -

uffff... le acaban de dar un mazaso a mi cobardía. Me acaba de llamar mi hermana Blanquita (que también estudia Comunicación Social), para decirme que posiblemente se va en enero a Cuba, durante mes y medio. Estoy temblando, medio desfasada, con la envidia carcomiendo la cobardía.

La amo, Blanquita era la que a los 16 se montaba la mochila a la espalda y se internaba en el páramo, la que se recorrió casi toda Mérida, la que se iba los viernes y regresaba los lunes con miles de historias y fotos, Blanquita la valiente.

Sigo temblando, soy una cobarde que prefiere el trabajo de oficinas y la comodidad de un blog... una cobarde que por no vivir las historias prefiere escribirlas...

ni que decir más... Te amo Blanquita y te admiro.

infelix -

Bueno, mas vale ser valiente a pedacitos que no serlo en lo absoluto... entre varios a lo mejor componemos un santo y un heroe