Au-to-do-mi-nio
Muchas veces queremos muchas cosas, personas, vivencias etc etc.. y las queremos ya, en el momento. Aunque sean absurdos, irrealizables o altamente peligrosos, queremos que nuestros vehementes deseos sean cumplidos al instante, nos parece que luego no habrá tiempo.... frente a eso se cultiva el autodominio.
El autodominio es todo un arte, va entre la paciencia, la disciplina y el sentido común. No me gusta llamarlo control, porque el control es impositivo, mientras que el autodominio nace de uno mismo, se hace porque se ha razonado al respecto. Criada por monjas aprendí mucho del autodominio en los viernes de ayuno y los domingos de silencio, en los horarios exactos para levantarse, bañarse, estudiar, ver televisión y rezar.
También aprendí mucho del autodominio haciendo cosas que parecían innecesarias pero guardaban un gran sentido estratégico en la formación de la personalidad que tiene dominio sobre sí misma.
Una anécdota de mi niñez es cómo aprendí a comer sin tomarme el jugo antes. Eso es todo un arte porque cuando uno es chamo tiene la mala maña de tomarse todo el jugo y luego no querer comer. A mí me aplicaron la siguiente estrategia, primero me servían la sopa, luego el arroz, terminado el arroz me servían las papas, después la ensalada y de último el bisteck.... me dejaban sentada en la mesa unos 15 minutos y entonces me daban el jugo. Fue así por tanto tiempo (meses) que luego me daba asco cuando el jugo de la ensalada tocaba el arroz o si la papa se confundía con el bisteck y tuvieron que comprarme un plato que tenía divisiones para cada ración.
En fin, lo interesante del asunto es que con esa práctica tonta aprendí que no se puede tener todo lo que se quiere todo el tiempo, que todo obedece a un orden y que en el caso de que tú desees alterarlo debes tener previstas las consecuencias, que es muy normal desear cosas o personas pero se debe tener claro que no siempre se podrán tener sin provocar caos y dolor, y que inclusive es posible que no las tengas jamás. Para todo se debe tener paciencia, paciencia y disciplina.
El autodominio siempre ha sido mi gran problema, mi gran pregunta, lo que ha ocupado gran parte de mis autoentrevistas, es casi un juego personal, el perro mordiéndose la cola, la prueba personal para ver si puede soportarse el deseo urgente. A veces me doy cuenta, muy complacida, que mis estrategias funcionan y que poco a poco voy recuperando esa virtud que tuve en mi niñez. El autodominio es la meta.
El autodominio es todo un arte, va entre la paciencia, la disciplina y el sentido común. No me gusta llamarlo control, porque el control es impositivo, mientras que el autodominio nace de uno mismo, se hace porque se ha razonado al respecto. Criada por monjas aprendí mucho del autodominio en los viernes de ayuno y los domingos de silencio, en los horarios exactos para levantarse, bañarse, estudiar, ver televisión y rezar.
También aprendí mucho del autodominio haciendo cosas que parecían innecesarias pero guardaban un gran sentido estratégico en la formación de la personalidad que tiene dominio sobre sí misma.
Una anécdota de mi niñez es cómo aprendí a comer sin tomarme el jugo antes. Eso es todo un arte porque cuando uno es chamo tiene la mala maña de tomarse todo el jugo y luego no querer comer. A mí me aplicaron la siguiente estrategia, primero me servían la sopa, luego el arroz, terminado el arroz me servían las papas, después la ensalada y de último el bisteck.... me dejaban sentada en la mesa unos 15 minutos y entonces me daban el jugo. Fue así por tanto tiempo (meses) que luego me daba asco cuando el jugo de la ensalada tocaba el arroz o si la papa se confundía con el bisteck y tuvieron que comprarme un plato que tenía divisiones para cada ración.
En fin, lo interesante del asunto es que con esa práctica tonta aprendí que no se puede tener todo lo que se quiere todo el tiempo, que todo obedece a un orden y que en el caso de que tú desees alterarlo debes tener previstas las consecuencias, que es muy normal desear cosas o personas pero se debe tener claro que no siempre se podrán tener sin provocar caos y dolor, y que inclusive es posible que no las tengas jamás. Para todo se debe tener paciencia, paciencia y disciplina.
El autodominio siempre ha sido mi gran problema, mi gran pregunta, lo que ha ocupado gran parte de mis autoentrevistas, es casi un juego personal, el perro mordiéndose la cola, la prueba personal para ver si puede soportarse el deseo urgente. A veces me doy cuenta, muy complacida, que mis estrategias funcionan y que poco a poco voy recuperando esa virtud que tuve en mi niñez. El autodominio es la meta.
9 comentarios
Inita -
Toma nota Fla!
Inita -
jiji!
Flavio Bastos Amiel -
Y aqui tambien, asi que se acabo el tema de tu empeño en llamar autodominio a los reflejos condicionados...
Ahora hablen ustedes sobre fotos de implicados (yo sabia que no eras tan asocial como pretendes! =) )
Inita -
Qué sucede cada vez que posteo?
Sinceramente, agrupo, numero y doy nombre de sabios griegos a todas mis experiencias.
Pd: Siempre supe que serías buen entrevistador.. jeje
Flavio -
¿Qué sucede cada vez que posteas?
¡Toda una Pavloniana!
=P
Inita -
-A qué vienes?
-A nada - respondió
-Bueno, tome un número y siéntese...
Así fue Flavito... ;)
Fla -
Pero, a todas estas, ¿a qué viene el post? Fijiste todo menos la parte interesante!
viviana -
infelix -