Ayer cuando iba a la UCV me monté en una camionetica, sonaba la radio a todo volumen. Al pagar el pasaje le pregunté al chofer, ¿qué era eso?...Vagos y maleantes fue la respuesta.
Debo confesar que soy una total y absoluta ignorante respecto a la producción underground venezolana. A mí se me acabó ese cartucho como a los 15 años.
A los 12 años compré mi primer acetato de producción nacional, era Sin sombra no hay luz de Sentimiento Muerto y lo escuché por tres años seguidos, ignoré olimpicamente a Zapato 3, a Residuos y a Desorden (disculpen por meterlos a todos en la misma bolsa, Zapato era una merd).
Después de los 15 y reforzada por un regalo de mi mamá, me dio por The Cure y la insolencia inglesa. Me infecté los oídos con Pulp (pop pop pop inglés), The Clash (todo un ritual de la juventud), odie a los Ramones, pero no tuve nunca nada en contra de Sex Pistols. De allí pasé a la música contemplativa, (risas) Dead Can Dance, Bjork y Sigur Ros. San Cristóbal es una ciudad ideal para esa música.
En ese momento escuché algo de David Tibet, no le paré mucho, hoy día es cantante de Current 93 y lo único que rescaté de esa época. Fueron esos años los que me hicieron descubrir que no quería llamar la atención, las cosas evidentes /estridentes me parecen sumamente vulgares. Adios a esa época.
Cuando tenía como 17 años di un vuelco en cuanto a gustos musicales, por el camino que iba estaba destinada a ponerme pinchos, vestirme de negro y hacerme todos los orificios posibles. Todo cambió un mes de mayo, cuando conocí a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, en un concierto de cierre para un evento de la ULA.
Debo confesar, lo que más me atrajó de la Orquesta fue el clarinetista (risas), pero una cosa lleva a la otra. Boté todas las cintas de mi pasado cuasipunk (risas), boté hasta el afiche de The Cure que me regaló mi mamá... comence a coleccionar los resume de cada concierto, muy explicativos y a buscar música clásica.
Siempre he preferido a los rusos, el clarinetista decía que eso era obvio porque ellos dedican mucha pieza a los metales y poco a las cuerdas, son emocionales y violentos, se parecen a ti.
Por tres años y pico asistí religiosamente a cada concierto en la Unet. La primera entrevista que hice, fue a Marturet (mi director de orquesta favorito) y Carlos Duarte, pianista que falleció hace unos meses me brindó el mejor concierto de mi vida.
Pero el momento de abrir mis expectativas musicales so pena de convertirme en un "animal de Ateneo" (los dioses me salven) debía llegar.
En dos o tres años me he curtido lo suficiente como para formarme una opinión musical, pero me ha sido muy difícil adaptarme a la corriente underground venezolana, intentar conocerla ha sido darme con una pared. He asistido a eventos de nuevas bandas, a presentaciones, y de pana, NO soporto el ambiente, me dan una pereza impresionante, sus letras me dan risa, su fume me dan ganas de bostezar. Y la situación es irreversible, le pregunté al chofer quienes eran esos tipos que sonaban para asegurarme de que nunca jamás perderé ancho de banda en ellos. Patética la mención de "la catirota sabrosa, Erika de la Vega", por dieux!!!
Fin. He dicho. Ahora me dedico a vaguear musicalmente por ahí, de vez en cuando consigo algo que vale la pena y soy feliz. A veces pasa todo lo contrario.
Escucho Descarga cubana - Compay Segundo - Cachao